Puerto de la Cruz – 1931.
El sepultado bajío de Mequinez y el encanto de las viejas casonas.
[Fotografía en blanco y negro restaurada y coloreada].
Lo que alguna vez fue un refugio para especies únicas y un espacio donde la naturaleza florecía en armonía, se convirtió en un símbolo de cómo la acción humana, impulsada por una visión cortoplacista, puede arrasar con ecosistemas frágiles e irremplazables. [Fotografía B/N Antonio Passaporte].